martes, 16 de junio de 2015

Amantes de mis cuentos: La Corrala


Corrala de Sombrerete. Madrid
Fachada abierta a la calle de Mesón de Paredes
Foto: Wikipedia


Estaba en el patio de vecinos hablando con una amiga cuando Filomena apareció en la ventana llamando sinvergüenza al pescadero del barrio. Había comprado cuarto y mitad de chirlas y ni una se había abierto.


Eso no se le hace a nadie y menos a una anciana que vive de la pensión de viudedad. Su madre será una santa pero él…

Mujer no digas eso de mi hijo. Es muy buena persona.


Deberías darme las gracias por no decir nada de ti. Ya ves que te he quitado de en medio. Podría haber dicho que era un hijo de mala madre y no lo he hecho. Lo de sinvergüenza lo mantengo.


 ¿Por qué no vas y le explicas lo que ha pasado? Seguro encontrará la solución.


 Buena idea.

Escarbó en el arroz sacando las chirlas cerradas, las puso en una bolsa y se fue a la pescadería. El hombre con gran paciencia le escuchó todas sus quejas, recogió las chirlas, las puso en su lugar y para tranquilizarla le dio un cuarto de sardinas.

Arreglado todo Filomena se iba a ir tan satisfecha cuando una clienta que estaba a la espera le dijo:


No me gusta meter cizaña pero el precio de las chirlas no es el mismo que el de las sardinas.  



© Marieta Alonso Más

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