domingo, 21 de abril de 2024

Nuevo Akelarre Literario nº 103: La lluvia

 




Abril que sale lloviendo, a mayo llega riendo.

Abril mojado, de panes viene cargado

Abril, para ser abril, ha de tener aguas mil.


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domingo, 14 de abril de 2024

Amantes de mis cuentos: La elegancia de mi gato

 




Mi nieta en mi cumpleaños número noventa y tantos me trajo de regalo un gato. 

Nos miramos detenidamente el minino y yo. Tiene el cuerpo cubierto de pelo, cuatro patas, un rabo y si es mamífero será porque mama. Con sus uñas muy afiladas caza y sujeta ratas y ratones. Utiliza la lengua para limpiarse y sus grandes bigotes para guiarse por la noche. Caza cuando tiene hambre. Todo eso me lo dijeron sus ojos de un azul verdoso que no sé explicar.

Al día siguiente me di cuenta que es curioso por naturaleza, que le encanta explorar y tiene una insolente capacidad: pasa durmiendo alrededor de un tercio de su vida, cuando yo padezco de insomnio. Además, busca su mayor comodidad, mi regazo. Se tiende sobre el lomo, sobre la barriga, se acurruca, se hace un ovillo. No tiene vergüenza.

Cuando se despierta, practica ejercicios gimnásticos para desperezarse, luego se acicala, y se dedica con ilimitada energía al juego: no necesita juguetes, le sirve un mosquito, su propia sombra, una hoja, una mano cariñosa que abandona para perseguir otros gatos.

Dicen que un gato es feliz cuando mantiene la cabeza hacia arriba y la cola erguida con la punta un poco doblada, que se siente seguro cuando se estira panza arriba y con las patitas al aire. Mi gato debe estar rebosante de felicidad. Está así casi todo el día. Es un exhibicionista, practica volteretas, dejándonos una sensación de envidia, atroz a mis amigos y a mí.

Según parece Víctor Hugo escribió que Dios creó al gato para ofrecer al hombre el placer de acariciar un tigre. Va y tiene razón porque mi gato me ha seducido nada más verle, hasta me rejuvenece, ha dicho mi hija. Y un amigo un poco místico que tengo en el parque me ha endilgado un discurso: adorar a un gato es como una especie de talismán espiritual. Yo no llego a tanto, sé que Minino me tiene amor felino, pero no como dueño y señor, en todo caso, soy un compañero con el que comparte su vida.

Por vez primera en mi larga vida he discutido con un amigo de la infancia, trece días mayor que yo, llegó a casa con otro gato y la consigna de que dos gatos mejor que uno. 

Díganme, con sinceridad, si no es motivo para enojarse. Y… ¿si mi gato llega a querer al otro más que a mí?

 

 

 

© Marieta Alonso Más    

domingo, 7 de abril de 2024

Amantes de mis cuentos: Mi preferida

 




Hay tantas Anunciaciones como días tiene el año. Es un decir, puede que haya muchas más, porque ha sido uno de los temas más frecuentes del arte cristiano. Que si Murillo, Botticelli, da Vinci, Caravaggio… Eso me lo contó don Anselmo, el cura de mi aldea, que se las da de sabio.

Se tuvo que quedar callado cuando le solté que ninguno de esos tíos superaba a Pancho. Sí, ese que nació en nuestra aldea con el don de la creatividad. Con papel y carboncillo te hace lo que le pidas. Me fui a buscarlo.

Y cuando le mostró el cuadro que ya quisieran muchos pintar dejó al cura con la boca abierta. Este sí que destaca el momento en el que el ángel Gabriel anuncia a María que va a ser madre de Jesús.

Y punto en boca que se lo digo yo, amenacé al de la sotana.

La verdad es que no soy de mucho rezo, pero a mi Virgen que no me la toque nadie. ¡Ya tuvo que pasarlo mal la pobre mujer! Se habla de ella en los Evangelios, en los Hechos de los Apóstoles… Y ya tiene mérito que sea la única mujer nombrada en el Corán, setenta veces nada menos.

A veces me pregunto si Ella sabía lo que se le avecinaba cuando contestó aquello de: «He aquí la esclava del Señor…».

Toda mi vida he sido pescador, y si a esa palabra se le quita la «s» pues eso también lo soy. Yo no me hablo con los santos, pero con mi Virgen estoy todo el día de parloteo. Y es que mi madre se llamaba María a secas, mis hermanas María de la Vega, María del Carmen, María del Val, María del Rosario… y mis hijas Miryam y Maryam. Y por si no lo han adivinado me llamo Mariano y cada vez que le pido algo a la madre de Jesús me lo concede. Por algo será, ¿no?

¡A callar don Anselmo!

 

© Marieta Alonso Más

domingo, 31 de marzo de 2024

Amantes de mis cuentos: Regalo materno

 




No había noche en que mi madre no nos leyera a mi hermana y a mí un cuento, nos deseara dulces sueños y nos diera el beso de las buenas noches.

Gracias a ella conocí al misterioso jinete que galopaba en el poema de Robert Louis Stevenson, ese titulado: Noches ventosas; al capitán Nemo que andaba por el fondo del mar; a Tom Sawyer junto a la baranda a medio pintar; al valiente David, sereno frente a Goliat; e intenté resolver Los crímenes de la calle Morgue junto con Edgar Allan Poe. A veces me sentía como el doctor Fu Manchú recorriendo las brumosas calles de Londres. Y estoy seguro de que al Capitán Grant le hubiera gustado tenerme como hijo.

En cambio a mi hermana le gustaba Mujercitas, Heidi, Sissi emperatriz, Corazón… Lloraba leyéndolos. Yo no. Con mi espada era invencible.

Cuando llegamos a primaria ya sabíamos leer. Pasaron los años, crecimos, estudiamos una carrera y cada uno tomó un sendero diferente. Mi hermana se hizo profesora de lengua y literatura, y yo oceanógrafo. Ella sigue soñando con los Alpes suizos, con la escritora Jo, con la emperatriz… En cambio, mis ídolos siguen siendo los mayores aventureros del mundo; las ballenas, los tiburones.

Mi madre no llegó a ir a la universidad, pero los conocimientos que adquirió de sus lecturas, hizo que fuera la mejor ayudante de biblioteca de nuestro pueblo. A los niños los llevaba a lo más profundo para alcanzar luego las más altas cimas; por muy cansada que estuviera siempre tenía tiempo para abrir un libro y compartirlo.

Por eso siempre digo: 

¡Gracias mamá!

   

© Marieta Alonso Más   

domingo, 17 de marzo de 2024

Nuevo Akelarre literario nº 102: Mujer asomada a la ventana

 


Óleo de Caspar David Friedrich. Antigua Galería Nacional de Berlín. 

Esta pintura ha dado lugar a historias sobre una querida tía, una viuda, una joven curiosa y una mujer enamorada.


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