domingo, 14 de diciembre de 2025

Amantes de mis cuentos: Viaje al pasado

 





Para alguien, esta foto de hace ochenta y tres años, tiene el poder de hablar, de contar cosas, de imaginarla como una ventana abierta hacia el futuro, hacia ese sol que calienta el cuerpo y también el alma, hacia esa luna que te hace guiños para que comiences a soñar.

La sonrisa de ella, la expresión seria de él refleja ese querer ver que su amor perdurará, que el mueble destinado a guardar el calzado, mostrará sus zapatos siempre juntos; ese querer formar una familia que llegó con tres embarazos: uno no tuvo un final feliz, con los otros dos llegaron sus hijas.

Tenían la fuerza de los años jóvenes para no temer a los problemas diarios, a las ilusiones truncadas, a las risas, a los aciertos, a los errores, a la suerte que no se sabe si va a llegar a darte un beso o una bofetada. No imaginaban lo que sería de ellos en la vejez, lo que les deparaba la vida.

Transcurrieron los años y esa fuerza de la juventud, estuvo con ellos, apoyándolos, para los adioses de los seres queridos, para la separación inimaginable de sus hijas durante diez años, para que de un plumazo le quitaron todo lo conseguido en muchos años de trabajo, para emigrar con casi setenta y ochenta años.

Si te quedas mirando un buen rato la foto, no podrás ver lo que duelen las ausencias, las heridas que dejan hondas cicatrices, los días felices de la infancia, los besos recibidos y los dados, las palabras, los gestos cariñosos, esos momentos que dejan huella… Pero, sí podrás sentir que, a pesar de todos los pesares, la vida tiene muchos momentos mágicos.

 

© Marieta Alonso Más

 

domingo, 7 de diciembre de 2025

Amantes de mis cuentos: Abrir los ojos a un mundo nuevo

 




Mi madre siempre contaba que el día que nací soplaba un viento sin demasiada convicción y empujaba la barca hacia el sureste, hacia la orilla. 

Creyó que le daría tiempo a llegar. Pero no, la que escribe estas líneas tenía prisa por ver el sol, oler el mar, sentir la arena. 

Y asomé la cabecita.

Menos mal que mi tía, mujer espabilada como pocas, no se arredró. Me ayudó a salir y con una pequeña tijera para uñas, que llevaba en el delantal, cortó el cordón. Luego atendió a su hermana.

La energía del viento subió de tono y en la superficie del agua se formó una ola, solo una, pero de tal tamaño y fuerza que lo cubrió todo, bañó al bebé, a las mujeres, a la barca… Limpiando todo de impurezas. 

Los peces aquel día se dieron un festín.



© Marieta Alonso Más


domingo, 23 de noviembre de 2025

Amantes de mis cuentos: El emigrante

 




Era el 20 de enero de 1920. Llovía. En el puerto de La Coruña, esperaban un padre y un hijo al vapor «Flandre» de bandera francesa. El chico con dieciséis años marchaba a Cuba en busca de un porvenir. Una bolsa con una manta, un pantalón, una camisa, un jersey, seis salchichones, seis chorizos. Era la primera vez que veían el mar.

Por fin atracó el barco, comprobaron que los papeles y el pago estaban en regla y llegó la hora de despedirse. Padre e hijo se fundieron en un abrazo largo, sentido, como si les costara trabajo deshacerlo. Por fin, se soltaron y los dos se pasaron la mano por los ojos con un rápido ademán. El hijo, dándose la vuelta, se subió a bordo, instalándose en tercera, por no haber cuarta.

Su equipaje austero contrastaba con la cantidad de consejos recibidos. Subió corriendo a cubierta y desde allí estuvo diciendo adiós a aquella figura encorvada por el peso de su aflicción hasta que fue un punto en la lejanía.

¡Voy a volver!, gritaba.

A medida que el barco fue inclinándose hacia el sur las noches se hicieron más cálidas, igual que las manos de una madre. El 21 de febrero de 1920, sobre las tres de la tarde, tras veintidós días de navegación, el barco enfiló el canal que conducía a la bahía de La Habana. Atracó en el Muelle de Caballería.

Aquel niño se llamaba Ramón y regresó a su tierra al cabo de sesenta años.

 

© Marieta Alonso Más

domingo, 16 de noviembre de 2025

Nuevo Akelarre Literario nº 122: Cápsula interestelar

 



El 12 de abril de 1961, el ruso Yuri Gagarin realizó el primer vuelo espacial tripulado, un evento histórico que abrió el camino a la exploración del espacio. Su vehículo, el Vostok 1, orbitó la Tierra a una velocidad de 27.400 kilómetros por hora, con una duración de 108 minutos.


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domingo, 9 de noviembre de 2025

Amantes de mis cuentos: Y tú ¿de qué presumes?

 


Homenaje a Luis Carbonell

El Acuarelista de la Poesía Antillana

fue un destacado declamador de cuentos  

y estampas populares afroantillanas,

músico y escritor cubano.

 

 

Esta mañana, en el Malecón, me llamaste negro delante de mucha gente. Me callé a tiempo. Ahora te encuentro solo y me vas a escuchar bien claro, como que me llaman «Tostao».  

A cuento de qué viene eso de despreciar a los negros, si tú de blanco por un lado solo tienes cuarto y mitad y por otro, lo vas a descubrir. Es que ya no recuerdas a tu bisabuelo, que era tan prieto como el azabache, aquel hombre que de la nada se hizo rico trabajando en una hora lo que tú no te has esforzado en treinta años, aquel hombre tan orgulloso de su color que cuando le invitaron a sentarse en una mesa de blancos, allá en tiempos de la esclavitud, puso la bolsa repleta de oro sobre la silla diciendo: Siéntate, Estanislao Salgado. Su triunfo, su prosperidad, nunca le nubló la mente y sabía que lo invitaban por su dinero, que por su color le hubiesen dado una patada allí donde la espalda pierde su honesto nombre.

No, no, no, te quieras ir tan pronto. Ya sé que las verdades duelen. ¿Qué te crees, tú?, conmigo no puedes ir por el mundo como si fueras blanco, que te conozco, camaleón, que conozco a toda tu familia, que sé que a tu abuelo lo tienes en el cuarto de atrás sin dejarle salir, solo presumes de abuela y de madre porque son rubias de ojos claros. No te quieres acordar de tus orígenes, los has echado al barranco como bagazo de caña.

A mí no me engañas por mucho que te vistas con trajes de dril 100, por mucho que te codees solo con los blancos, porque tu pelo te salió lacio, los labios los tienes finos, y las mejillas rosá… Yo, en cambio, este negro que está aquí, delante de tus narices, por si no lo sabes, entérate bien, soy tu padre y exijo respeto.  

 

© Marieta Alonso Más  

 

domingo, 26 de octubre de 2025

Amantes de mis cuentos: Metamorfosis

 





¡Estoy triste! Y sé por qué. La casa está vacía desde hace un año en que te fuiste sin mi permiso. Hoy al igual que ayer me veo como el olmo de Machado, viejo, hendido por el rayo, pero sin brotes verdes. Me miro al espejo, cierro los ojos. Mi tronco antes robusto, derecho; ahora resquebrajado, carcomido.


Mi corazón espera, ¿qué, espera? No sé. Mi cabeza, poco a poco, se va vistiendo de ideas. Debo salir a la calle donde los recuerdos se atenúan. Tomo un cuaderno y el lápiz para escribir mis soledades. Paso a paso me acerco a ese viejo café de la esquina, compañero de tantas tardes, mirando sin ver, a través de los cristales, en mi mesa, la escondida, la de mármol, la redonda.

Este invierno ha sido chambón. No ha nevado ni un solo día. Ahora llueve. Me resguardo bajo tu paragua, el que le falta una varilla, el azul con rayas naranjas, ése. Mañana dará comienzo la primavera, mi cumpleaños, setenta años que caen… El hombre del tiempo ha dicho que saldrá el sol.

Sonrío. Es como si tú me dieras coscorrones para que espabile. Venga, no me maltrates, te digo. Intentaré despojarme de tanta niebla, de tanto abandono, me vendrá bien compartir sueños, llamar a los amigos, alejarme de tanto silencio. Alimentarme de savia nueva para dar algo de sombra.  

 

© Marieta Alonso Más  

domingo, 19 de octubre de 2025

Nuevo Akelarre Literario nº 121: La Universidad de Alcalá de Henares

 



Fue fundada por el cardenal Cisneros en 1499. Durante los siglos XVI y XVII se convirtió en el gran centro de excelencia académica. En sus aulas enseñaron y estudiaron grandes maestros, y hombres ilustres, como Quevedo, Lope de Vega, Calderón de la Barca, Tirso de Molina, Fray Luis de León o María Isidra de Guzmán y de la Cerda, quien, con autorización del rey Carlos III, el 6 de junio de 1785, fue la primera mujer que recibió un doctorado en una universidad española.


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