domingo, 12 de agosto de 2018

Amantes de mis cuentos: Cadáveres exquisitos

Charité de Berlín. Wikipedia

El término fue acuñado por Guillaume Apollinaire en 1917. Neruda y Lorca lo llamaron poemas al alimón, mientras que Nicanor Parra y Huidobro le pusieron por nombre quebrantahuesos.
Surge del surrealismo y consiste en un juego basado en la creación colectiva de un conjunto de imágenes o textos. Cada jugador solo puede ver el final de lo que escribió o pintó el jugador anterior.
Y estos son los textos que hemos creado. 
¡Disfruten!


Llegó con el alba. Corrió hasta la plaza y colocó su puesto de hechizos.
Cada día se cansaba más y le dolían las piernas.
Las encías de leopardo, rosas, dejaban ver unos dientes muy blancos y unos labios rojos que pedían ser besados. Pero estaban llenos de pupas, que tapaba el carmín.
-¡Maldito herpes! Ya no podré volver a besarle jamás, salvo que la pócima funcione.

Texto: Carmen, Cristina, Clara, Alejandro, Marieta, Alberto, Marga, Carmen


Amanecía y el sol acariciaba las flores del jardín, quitándoles el rocío de la noche.
Las sequé con un paño y metí las hojas en un libro, pero no en cualquier página; no, aquella página sería infinita, sin un principio y sin un final.
Y pensó que, por fin, sería un personaje de novela y el destino le pareció tan tenso como la soga de un ahorcado, pero había que afrontarlo sin vacilación.

Texto: Alejandro, Marieta, Alberto, Marga, Carmen, Cristina, Clara, Alejandro


Y sin quererlo fue lo que no quisiste, corazón de chocolate amargo.
¡Qué rico! Pensó mientras lo saboreaba. Trozos de chocolate colgaban de su barba. Y se relamió hasta las orejas. Pero había demasiado poco ¡Una lástima!
La próxima vez robaríamos en la empresa de mi padre.
Así la maldición se cumpliría. ¡Qué el diablo no se entere!

Texto: Cristina, Clara, Alejandro, Marieta, Alberto, Marga, Carmen, Cristina


 Habían escrito sus iniciales en el magnolio de la alameda.
Bajo la luna se puso a recordar la última vez que se habían visto y se echó a llorar, más por el placer de las lágrimas que por pena. Cayeron sobre las piedras grises del roquedal resaltando sus aristas que pinchaban al pasar por su lado como las púas de una chumbera.
Así eran de pinchudas sus bardas.

Texto: Marga, Carmen, Cristina, Clara, Alejandro, Marieta, Alberto, Marga


No era capaz de imaginarme quién podría estar tocando a mi puerta. Abrí y me encontré con el cobrador de los entierros.
-¿Recuerdas que yo te advertí sobre la conveniencia de hacernos de Santa Lucía?
-Pues ya lo ves, a mí tanto me da un santo que otro, elige tú, siempre lo has hecho.
Y alzó los hombros, todo era siempre igual. Tan igual como los cantos del mirlo en verano. Aquella música que la transportaba a tiempos pasados, cuando había sido feliz. 

Texto: Marieta, Alberto, Marga, Carmen, Cristina, Clara, Alejandro, Marieta

No hay comentarios:

Publicar un comentario